16.6.09

Entretanto, me disculpo

Esta noche voy a dormir pensando en ti, tribuno. Tu pequeño centinela vigila el sátiro castigo. Dormiré con las rodillas bien apretadas y con mi pecado en la consciencia, esperando ser absuelta. Y será el placer mi mayor penitencia y el dolor, un aliado, un suspiro que acompaña el extasis. ¿Qué será lo que me das, tribuno? No logro dejar de buscarte en mis sueños más húmedos, en las tormentas más solitarias. Y llegaré al orgasmo varias veces en mis húmedas pesadillas, con las culpas asumidas y purgadas, limpia, hasta la próxima vez que tus labios vuelvan a pronunciar esas palabras malditas que me embrujan y juegan a su voluntad con mi más dulce inocencia.